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LAS HISTORIAS DE QENA

Algo por lo que arrepentirse

Algo por lo que arrepentirse

Lo que voy a contar a continuación lo que me ocurrió cuando tenia 15 años, estudiando Bachillerato. Ella se llamaba Julia, tenia una forma muy graciosa de andar una mirada penetrante y cuando se reía le salía unos hoyuelos se formaban a ambos lados de su boca, no es que fuera una belleza pero a mí todo en ella me encantaba.

 

Nos fuimos tratando. Y poco a poco la naturaleza siguió su ritmo y nos enamoramos. Erramos la envidia de la clase, perfecta pareja que iba juntos a todos lados. Pero nadie sabia lo que yo sufría en silencio con mi novia, el martirio al que esta expuesto era el siguiente: Nada de sexo. Solamente tomarse de las manitas y un beso de vez en cuando y a las 10 de la noche todo lo mas en casa. Yo la quería y no quería hacerle daño bajo ningún concepto, así que hacia de tripas corazón y me aguantaba lo que podía. Un día se lo plantee dé manera que no le molestase, le dije lo siguiente:

 

- Si no quieres que hagamos el amor por lo menos déjame que te vea desnuda- A lo que ella contesto afirmativamente pero con la condición que le jurase y perjurase de que la respetaría.

 

Así lo hice y quedamos en ir a mi casa el sábado por la tarde ya que mis padres salían al cine y volverían tarde.

 

Lo que paso ese sábado y muchos otros que siguieron, fue sencillamente que hubo de todo. Menos el sexo.

 

El día en que Julia me presento a su prima Ana, sabia que con esa chica me acostaría y ella también lo quería. Fue como una descarga eléctrica que recorrió todo mi ser y cuando llega al celebro estallo dejando mi espíritu maltrecho, dejándolo sin voluntad propia. Yo diría que no fue amor ni flechazo ni nada que se le pareciera. Solamente pura y feroz atracción animal. Con una excusa pueril, quedamos ella y yo en vernos uno de estos días de la semana que viene.

 Los encuentros con Ana fueron de los más salvajes que recuerdo en mi vida. Solo sexo y nada mas que sexo, nada de conversaciones. Hasta tal punto llega la cosa que el glande se me enrojeció tanto que tuvimos que para durante unos pocos días para que me recuperara. Los dos sabíamos que aquello duraría lo que durara no nos importaba nada mas que vivir el momento, disfrutando como si fuera la ultima vez que nos viéramos. Ese momento llego sin que ninguno de los dos pudiera imaginarse las consecuencias catastróficas que después pasaría. Julia de tanto sospechar debido a mis ausencias cada vez mas frecuentes en el tiempo. Nos pillo a los dos juntos en la cama. No me preguntéis como entro en el piso. Lo mas seguro seria que siendo su prima, y amiga de las compañeras del piso de la misma tuviera ella también una llave. Allí estaba de pie delante de nosotros con las manos entrelazadas por debajo de sus pechos como una madre iracunda que a pillado a su hijo en una travesura. Su prima se levanto tranquilamente, yo que podía haberle dicho esa frase tan socorrida...

- no es lo que parece.

 No dije nada, como un cobarde agache la cabeza esperando lo peor. Solo se acerco a mí y me dijo señalándome con el dedo

 -¡¡ Nunca te perdonare esto!!-

 

 Intente por todos los medios dar con ella. Explicarle que aquello no era amor solo un magnetismo, al que yo irremediablemente no podía resistirme. Ella hizo caso omiso a mis suplicas, no contesto a ninguna de mis llamadas. El tiempo fue pasando, la vida siguió irremediablemente su curso.

 

En la actualidad soy relativamente feliz. Estoy casado, trabajo, hijos. Pero, mi corazón sangra al recordar a Julia, es una espina que de vez en cuando se mueve y me hace mucho daño. Es cuando quiero buscarla, llamarla, decirle que fue un error, que me perdone. Le hice daño y también a mí mismo. La verdad soy un cobarde, tengo miedo de que me rechaza de que se ría, de que se burle de mí.

 

Todo esto acaba. Hace algún tiempo recibí una carta, en el sobre solo ponía mi nombre nada más. No-tenia sello, por lo que deduje que lo traería algún mensajero o persona directamente a mi buzón. Abrí con curiosidad infantil, casi rompo el sobre. Dentro del mismo solo había un recorte de un periódico local, en el cual se decía:

 

Que en un trágico accidente de automóvil, una mujer que correspondía al nombre de Ana. H.C. Murió trágicamente después de estar varias horas sin poder sacarla los bomberos de dentro del mismo.

 

Como un rayo que me partió el alma me vino a la memoria el recuerdo de la prima de Julia. Su olor corporal, su suave piel, su pelo liso, de color caoba, sus senos duros y turgentes, su monte de venus, esas pierna largas maravillosas. Todos esos recuerdos se agolparon en mi cerebro. Estaba claro en este mundo alguien no olvidaba y no perdona. Julia seguía viva y nunca, nunca, me perdonaría.

 

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