Blogia
LAS HISTORIAS DE QENA

Mi amada

Mi amada

                                                  Dibujo de lapiz sobre papel de Pilar 

Yo solo estaba sentada esperando que me mirase, esperando que girase la cabeza, esa era mi meta, esperar todo el día mirándola y sonreírla cuando su mirada coincidiese con la mía. Tan absurdo, tan estúpido me parece ahora, que recordarlo me avergüenza. Pero aun cuando la veo por los pasillos su belleza me nubla la razón y la sonrío, ocultando en el fondo que me odio por no poder dejar de esperar sentado

 

Cuando la vi por primera vez, recuerdo que me sonreíste y te fuiste, para ti no seria especial, pero tu sonrisa me alegro inmensamente sin saber porqué. Poco a poco te fui conociendo y me di cuenta de que mis estados anímicos eran controlados por ti y me hiciste llorar, llore mucho cuando me hablaste de ella. Apenas podía comprender por que estabas con ella y no te fijaste en mi. Os escuchaba hablar y sentía como mi corazón se encogía, hasta que un día comprendí que no eras para mi. Entonces, ese día, un día de lluvia, llamaste a mi puerta con la cara desencajada y sentí que mi corazón volvía a latir cuando me dijiste que te había dejado, pero no podía mostrarte mi felicidad ¿Que habrías pensado?

 

Tu forma de hablar de ella me hizo entender que la querías de verdad y me sentía fatal, horrible pensando que la persona a la que yo quería estaba llorando por su amada y solo podía sentirme feliz deseando besarla, abrazarla, acariciarla, consolarla.

 

Me aparte un poco para no caer en la tentación de tus labios y me abrazaste, te derrumbaste, desee ser ella en ese instante para que lloraras por mi como tantas veces había echo yo, que me amases como a tu mayor amor. Acaricie tu cara limpiando tus lagrimas y me incline ligeramente para besarte. No pude hacerlo, pensé que si te besaba ahora no seria justo para ti y seria doloroso para mi pensar que quizás abría algo mas escondido en ese beso y me mentiría con ello pues para ti solo era un consuelo.

 

 Te quedaste sorprendida esperando ese beso que no llego y me tuve que alejar, escucharte llorar desde la distancia para que no viese como mis lagrimas brotaban y mi orgullo sonreía de felicidad.   

  

0 comentarios