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LAS HISTORIAS DE QENA

Un alarde imprevisible.

Un alarde imprevisible.

Estaba sentado en mi silla, había regresado de trabajar muy duro, a las 10:00 de la noche, me acosté, necesitaba descansar, de pronto todo quedó en silencio; no había ruido alguno, todo estaba sereno, tranquilo ... una luz a lo lejos se asomaba hacia mi puerta, alguien tocó...sin hacer ruido me levanté y fui a ver quien era a esas horas de la noche, cuando abrí la puerta una voz me dijo

-- ven, sígueme nos están esperando.

Me quedé perplejo, sentí un escalofrío por todo el cuerpo; de pronto le respondí.

-- ¿cómo?, no entiendo.

La sombra sólo se quedó parada, sin decir nada, para ganar tiempo la invité a pasar a mi casa, y de la nada le ofrecí una taza de té. por amabilidad sólo movió la cabeza afirmativamente, fui a la cocina y lo preparé ... después de un corto silencio me dijo nuevamente.

-- ven, sígueme nos están esperando.

Para ganar otro poco de tiempo le dije que me iba a despedir de mi esposa e hijo, de tanto insistirle me lo permitió. Fui a la habitación y le dije a mi esposa que me iría, que no me tardaría mucho, de pronto, ella lloró y mi hijo también, la sombra me dijo con voz firme.

-- ¿ves lo que acabas de hacer?...

De pronto me desperté, era un sueño, solo un sueño, me levanté sin hacer ruido, preparé una taza de té, de pronto alguien llamó a la puerta, con una voz simple me dijo.

-- ven, sígueme nos están esperando.

Sólo me levanté, agarré mi sombrero y salí con mi acompañante presto a la serenidad de la madrugada....

 

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