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LAS HISTORIAS DE QENA

La señora Maria

La señora Maria A sus casi 65 años, mi vecina, la Sra. Maria podía presumir de mantener una figura perfecta, delgada y alta, de cabellos rubios y con una piel casi sin arrugas y con unos grandes ojos azules.

Desde que se quedo viuda. Siempre se estaba quejando de lo sola que se encontraba. A ella le gustaba salir a bailar y en verano ir la playa o piscina. Era una persona muy amigable, de esas personas que entablan amistad con cualquiera aunque no lo conociera de nada, pero sin embargo solo mi familia y yo contábamos con su amistad en la ciudad.

Por eso, aquel día del mes de Agosto, se alegro mucho cuando sonó el timbre de su puerta y se presentado en su casa Lucia, una señora a la cual no conocía mucho, pero a la que había visto y hablado un par de veces en el baile.

La verdad es que a Lucia se la conocía en el barrio por sus compañías poco recomendables, mi madre ya se lo había advertido varias veces, pero aquel día hacia tan bueno y a la Sra. Maria le apetecía tanto ir a la piscina, que le pareció una idea buenísima que Lucia le acompañara.

No se imaginaba que pronto se arrepentiría de haberla abierto la puerta.

Lucia entro y se puso cómoda mientras la Sra. Maria se arreglaba en su cuarto, conversaban amigablemente, sin que se diera cuenta que Lucia se puso a registrar los cajones del salón, y, al no encontrar nada de valor, se puso cada vez mas nerviosa.

La Sra. Maria, seguía su aseo sin percatarse de nada, hasta que de repente escudó golpes en la puerta del baño, era Lucia, con un enorme cuchillo que había cogido de la cocina.

Todo lo que recuerdo es que yo había esta durante toda la mañana en la calle y cuando llegue encontré un mensaje en el contestador del hospital.

Afortunadamente, la Sra. Maria, no revestía gravedad, le habían asestado varias puñaladas, pero por suerte no habían afectado a ningún órgano vital.

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